miércoles, 4 de marzo de 2009

¿QUIÉN SE ACUERDA DEL VAL DE ZAFÁN?

Este año se cumplirá el 36 aniversario del cierre, por parte de Renfe, del Ferrocarril de ancho ibérico que unía las poblaciones de La Puebla de Híjar y Tortosa pasando por Alcañiz, y que unía a las comarcas del Bajo Aragón y el Baix Ebre, atravesando las del Matarranya y la Terra Alta. Zaragoza-Alcañiz-Sant Carles de la Rápita. El objetivo principal era dotar a Aragón de la salida más corta hacia el mar Mediterráneo y por ello se proyectó desde el primer momento hacer llegar la línea al puerto natural de los Alfacs, en Sant Carles de la Ràpita.
Su construcción se dilató durante un período de 60 años (de 1882 a 1942) y sólo estuvo en servicio un poco más de 30, entre 1942 y 1973.
Un primer tramo, entre La Puebla de Híjar y Alcañiz, fue abierto al público el 31 de julio de 1895, pero la compañía concesionaria, debido a la insuficiencia de recursos para financiar la continuación de las obras y los malos resultados económicos de la explotación, quebró y abandonó su gestión.
Incautada por el Estado, éste no tenía ningún interés en continuar las obras y su reanudación estuvo parada durante más de 25 años. Sólo la perseverancia de los representantes políticos y económicos de la zona, que auguraban con la construcción y explotación de la línea el desarrollo que tanto anhelaban, y habiendo convencido previamente al rey Alfonso XIII de la necesidad del ferrocarril, consiguieron la continuación de las obras a partir de 1923, poco antes del golpe de estado del general Primo de Rivera. Con la Dictadura, las obras de este FC y otros en construcción tomaron gran impulso, y al final de este período estaban acabados los trabajos en un 60 % del recorrido.

La Guerra Civil influye favorablemente en la finalización de las obras, ya que una gran parte del trazado, entre Alcañiz y Bot, es utilizado por el ejército franquista en la Batalla del Ebro. En 1942 se abre a la explotación hasta Tortosa, pero nunca se llegó a poner la vía entre Tortosa y Sant Carles, a pesar de haberse acabado la explanación durante la postguerra.


Tampoco la línea fue utilizada como vía principal de salida de los productos aragoneses, y el tráfico generado por las localidades que atravesaba no fue suficiente, según informe del Banco Mundial, para cubrir los gastos que ocasionaba.


El hundimiento de un túnel en 1971 era la excusa que necesitaba la Administración para proceder al cierre, que se fue retardando hasta el 30 de septiembre de 1973.
En la actualidad, una parte del trazado se ha reconvertido en vía verde, mientras que en las otras secciones se están realizando las obras de acondicionamiento para este uso, excepto el trozo entre Samper de Calanda y Alcañiz.
Para este tramo, la Diputación General de Aragón encargó, hace ya años, un estudio para comprobar la viabilidad de su reapertura para el servicio ferroviario.
Hemos de conseguir que esta lamentable historia no se vuelva a repetir.

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