Hemos estado hoy en Teruel, Cella y Villarquemado, acompañando al Secretario de Estado de Medio Rural y Agua, Josep Puxeu Rocamora y a los Presidentes de las Confederaciones Hidrográficas del Ebro y del Jucar y al de la Diputación Provincial.
Hemos visitado la fuente de Cella, llena a rebosar, y la preciosa laguna El Cañizar de Villarquemado. Además de realizar las labores de visita, de protocolo y demás cuestiones políticas que no me corresponde comentar, el alcalde de un pequeño pueblo de la provincia de Teruel, me ha contado la siguiente historia que creo que debo reproducir:
Hemos visitado la fuente de Cella, llena a rebosar, y la preciosa laguna El Cañizar de Villarquemado. Además de realizar las labores de visita, de protocolo y demás cuestiones políticas que no me corresponde comentar, el alcalde de un pequeño pueblo de la provincia de Teruel, me ha contado la siguiente historia que creo que debo reproducir:
“En un lugar de Aragón, de cuyo nombre ni quiero, ni puedo, ni debo acordarme, hace ya muchos años que un grupo de personas se divertían con el tonto del lugar, un zagalico que vivía de hacer pequeños recados con lo que sacaba para ir tirando.
Casi todos los días llamaban al “tonto” al bar donde se reunían y le ofrecían escoger entre dos monedas: una de tamaño grande de 40 reales y otra de menor tamaño, pero de 200 reales. Él siempre cogía la más grande y menos valiosa, lo que era motivo de risas para todos.
Un día, alguien que observaba al grupo divertirse con el inocente hombre, le llamó aparte y le preguntó si todavía no había percibido que la moneda de mayor tamaño valía menos y éste le respondió:
- Lo sé, no soy tan”tonto”, vale cinco veces menos, pero el día que escoja la otra, el jueguecico se acaba y no voy a ganar más mi moneda.
Esta historia podría acabar aquí, como un simple chiste, pero se pueden deducir varias moralejas:
- La primera: Quien parece” tonto”, no siempre lo es
- La segunda: ¿Cuáles eran los verdaderos” tontos” de la historia?
- La tercera: Una ambición desmedida puede acabar cortando tu fuente de ingresos
Pero la conclusión más interesante que se puede extraer no es otra que esta:
“El verdadero hombre inteligente es el que aparenta ser “tonto”, delante de un “tonto” que aparenta ser inteligente”.”
Sin palabras.
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