viernes, 6 de febrero de 2009

APASIONANTE






Alcañiz es una ciudad apasionante, una ciudad en la que se puede vivir muy bien, una ciudad a la que sólo le falta dar el impulso suficiente para competir con otra cualquiera en calidad de vida.
Es verdad, Alcañiz tiene unos capitales importantísimos por explotar y cultivar. A un paso de Zaragoza, a dos horas y media de Barcelona, a una hora y media del mar. Cerca de los Pirineos, próximo a las estepas turolenses y al lado del Ebro. Una localización envidiable si tuviera accesos dignos por carretera y tren.

Está situada en una zona en la que se puede cultivar casi cualquier clase de cultivo, arbolado y hortaliza. Tiene agua suficiente y segura, con un clima que bien se puede soportar. Necesita adecuar los sistemas de riegos, hacer un plan de mejoras de accesos y fomentar la agricultura y ganadería más sostenibles.

Tenemos materias primas cercanas que se siguen exportando fuera de nuestro territorio: arcillas, arenas, piedras; a las que no sabemos sacarles ni el más mínimo partido. No somos capaces de elaborar casi nada con esta riqueza y dejamos que se las lleven a tierras lejanas donde producen importantes beneficios y generan puestos de trabajo.

Pero además disponemos de historia, cultura y tradición. Hablemos de los pasadizos, del Castillo Calatravo, de la Torre Gótica, de la espléndida Lonja y del Ayuntamiento, de la Iglesia del Carmen, del Molino Mayor, o del reciente Atrium. Tenemos una Biblioteca de ensueño, unos palacios dignísimos y un Teatro de lujo. Desde pinturas rupestres a poblados íberos. Suficientes atractivos como para tener una demanda de visitantes que hasta ahora es insuficiente por no saber rentabilizarla eficazmente. No nos olvidemos del casco antiguo que estamos intentando que no se caiga y que, bien recuperado, podría ser unos de los principales atractivos de nuestra ciudad.

Cuatro denominaciones de origen producimos: jamón, ternasco, aceite y melocotón, sabemos hacer productos de calidad como aceitunas de aderezo o frutos secos, aunque deberemos saber comercializarlos mejor.

Tenemos, además, otros dos motivos para sentir una pasión intensa por Alcañiz: el tambor y el motor.

El tambor, un sentimiento, una pasión que aún no hemos sabido llevar al pedestal y altura que merece. Y el motor, que se presenta como la posibilidad del futuro, del trabajo, del turismo, de la investigación, el ocio y la cultura en ese proyecto de todos que ya es una realidad con la Ciudad del Motor MOTORLAND.

Tenemos servicios importantes y adecuados a nuestros tiempos: un buen hospital y uno nuevo en ciernes, nuevo centro de salud, un instituto dignísimo, escuela de idiomas, conservatorio profesional de música, juzgados, delegación de hacienda, oficina delegada de la DGA. Y deberemos tener pronto un nuevo Conservatorio Profesional de Música, estudios universitarios, alojamientos y albergues para estudiantes y suficientes plazas de residencia para personas mayores, centro de día, viviendas tuteladas y otros servicios sociales propios de ciudades como la nuestra.

Disfrutamos de un entorno, dentro del extenso término municipal, con muchas posibilidades: estanca, saladas, Río Guadalope, vales de olivos, de almendros, extensiones de cereales, de matorrales, cabezos y piedras de estilo singular, que debemos de cuidar y proteger y no acordarnos de ellos sólo en muy determinadas ocasiones.

Sin tener un espacio habilitado para ello, tenemos un tejido musical de primer orden con dos bandas de música, tres corales, dos grupos de jota y numerosos grupos musicales juveniles.
Un tejido asociativo, cultural, social y deportivo con grandes posibilidades, en unas instalaciones abarrotadas que en muchos casos deberían estar más limpias y cuidadas.


Pero el principal capital que tenemos los alcañizanos es el capital humano porque somos personas capaces de unirnos y trabajar sin descanso en grandes proyectos comunes si el objetivo es compartido e ilusionante. Somos emprendedores, tenaces, activos, negociantes y trabajadores.

Con orgullo defendemos lo nuestro, aunque a veces querríamos que lo nuestro fuera mejor. Y es que tenemos un valor añadido los alcañizanos que a veces no mostramos con suficiente claridad porque sentimos que nos falta el apoyo de la realidad más inmediata, de la ilusión y del liderazgo de nuestros representantes más directos.

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