El dilema del prisionero(1950) es un problema clásico del matemático estadounidense Albert W. Tucker(1905-1995):
La policía arresta a dos sospechosos de un crimen. Sabe que han sido ellos, pero no puede probarlo, así que intenta dividirlos para romper su resistencia.
Primero pone a cada uno de ellos en una celda y después les hace una oferta que no podrán rechazar: confesar a cambio de una reducción de la pena.
Si uno canta y el otro no, el chivato saldrá libre, mientras que el otro prisionero cumplirá la máxima condena: diez años.
Si ambos confiesan, ambos serán condenados, aunque con una rebaja en la pena: cinco años para cada uno.
Pero si los dos permanecen con la boca cerrada, en seis meses estarán en la calle.
Sin embargo, cada prisionero tiene que decidir por sí mismo, y no sabe qué escogerá el otro.
Qué hacer? ¿Qué harías tú?
Si se razona desde la perspectiva del interés óptimo del grupo (de los dos prisioneros), el resultado correcto sería que ambos cooperasen, ya que esto reduciría el tiempo total de condena del grupo a un total de un año. Cualuier otra decisión sería peor para ambos si se consideran conjuntamente. A pesar de ello, si siguen sus propios intereses egoístas, cada uno de los dos prisioneros recibirá una sentencia dura.
La banca también se enfrenta hoy a su propio dilema del prisionero: abrir o no abrir el grifo del crédito. Saben que existe un riesgo real de colapso económico, que si bloquean en exceso el acceso a los créditos, la economía puede paralizarse. Y que si eso sucede, ellos también saldrán condenados: les caerán sus buenos años de recesión. Si toda la banca colaborase y ayudase a las empresas con el crédito, la crisis sería más corta. Pero en el mundo financiero, como en el dilema del prisionero, cada banco se mueve según su propio interés egoísta y saben, además, que no pueden conceder créditos sin las suficientes garantías. Si sólo un banco abre la mano, mientras el resto no, el valiente puede acabar en la quiebra.
Pero, la verdad, es que los banqueros no están aislados ni están encarcelados. Sólo tienen que ponerse de acuerdo y buscar la mejor solución para todos. Todos pueden triunfar a la vez y además pueden recuperar el dinamismo de la economía. ¿A que esperan?
¡Ah y recuerda! :
Una crisis no se hace más llevadera, si te entretienes agitando la bandera.
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