El PSOE quiere cambiar de nombre y suprimir las denominaciones con que dicha ciudad recuerda o vincula a la dictadura franquista como el Colegio Público "Emilio Díaz”. Dicha propuesta, de elemental sentido democrático y atendiendo la Ley de La Memoria Histórica, ha originado posicionamientos encontrados, mientras la derecha local la rechaza sin argumentos consistentes, el PSOE estima que ya es hora de cambiar los nombres de tan destacado partidario del régimen franquista.
De Emilio Díaz Ferrer y Gascón (1896-1966) no pretendo destacar su abundante currículum como servidor fiel y entusiasta de la dictadura, simplemente por el hecho de que no lo considero como "meritos" homologables ni aceptables para una sociedad madura y plenamente democrática como la actual. Por ello, resulta preciso recordar que, cuando desde determinadas instancias políticas se indica que Emilio Díaz fue "un personaje relevante" y del que se dice "que trajo la enseñanza a la ciudad de Alcañiz", tengo que recordar cómo era la enseñanza en aquellos años del franquismo en el primer Instituto que, siendo Díaz alcalde se estableció en la ciudad, qué educación era aquella, saturada de autoritarismo, pensamiento único y conformismo social.
En este sentido sería bueno recordar también que, la enseñanza, vino a Alcañiz varios siglos antes, de la mano de los humanistas alcañizanos del Renacimiento, en los que hallamos muchos más valores éticos que en el triste páramo cultural en que convirtió a España la dictadura al reprimir de forma implacable la libertad de pensamiento. Igualmente, el decir que, durante el prolongado mandato de Díaz como alcalde, procurador en Cortes y jerarca del partido único se alcanzó un cierto grado de "progreso", es una perversa deformación histórica que sólo pretendería justificar diversos aspectos de la dictadura, sería como exaltar al franquismo porque hacía pantanos, a Hitler porque inició la construcción de autopistas o a Mussolini porque desecaba zonas pantanosas. Cuando esto se dice, se olvida lo esencial del respeto a la libertad y la valoración de la misma, que es el componente básico de toda sociedad y, de no existir ésta, de poco vale el supuesto "progreso" que se puedan arrogar las dictaduras y sus serviles colaboradores.
Emilio Díaz defendió siempre sus intereses de clase: primero como monárquico conservador maurista y, cuando pasados los años vio estos amenazados por la política reformista de la II República, optó por financiar primero y, alistarse después con entusiasmo combativo, en las filas del naciente fascismo español. Tras la victoria militar de los sublevados, su labor política la desarrolló en los años más duros de la dictadura (1940-1955), en los que la represión era más implacable y la miseria más acuciante.
El nombre de un Colegio Público, debe dar un valor añadido, el nombre de un Colegio debe hacer sentir a los alumnos orgullosos y no es el caso de ejemplo ni cultural, ni educativo, ni lleno de valores a los que admirar el caso que tenemos encima de la mesa. Ejemplos pedagógicos tenemos en Alcañiz con los humanistas alcañizanos como Juan Lorenzo Palmireno o Juan Sobrarias, pero el nombre de un colegio también puede llevar valores indiscutibles en cualquier ideología o en cualquier época como LA PAZ, LA LIBERTAD, etc.
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