Está claro que la tan usada frase del I+D+i se atisba como solución en estos momentos de incertidumbre y de crisis.
Las empresas buscan productividad, que en pocas palabras es la propiedad de tener unos costes de producción más barato, y esto se consigue disminuyendo costes o aumentando la producción de sus productos. La productividad en esta coyuntura es sólo un subsistir, es el aguantar las dificultades momentáneamente, es una solución a muy corto plazo. Además en ese aumento productividad, al tener las empresas extremas dificultades de mayores ventas, la solución del incremento de la producción resulta inviable.
Las empresas deben buscar la competitividad, como objetivo estratégico, producir con los costes de producción más baratos pero además creando expectativas de futuro, y todo ello sólo se puede hacer de la mano del triángulo del conocimiento, esto es educación, investigación e innovación.
Suele decirse que copiar a uno es plagiar, pero que copiar a varios es investigar, esto además es uno de los objetivos pedagógicos de primer orden: el espíritu crítico.
Pero innovar, tener ideas, querer cambiar cualquier modelo o proceso es muy dificultoso en nuestra sociedad. Además de tener la idea, el innovador ha de defender su proyecto, ha de convencer continuamente a los inmovilistas y ha de trabajar en su proyecto además de las labores que venía desarrollando hasta ahora, una carga de trabajo más.
Las empresas buscan productividad, que en pocas palabras es la propiedad de tener unos costes de producción más barato, y esto se consigue disminuyendo costes o aumentando la producción de sus productos. La productividad en esta coyuntura es sólo un subsistir, es el aguantar las dificultades momentáneamente, es una solución a muy corto plazo. Además en ese aumento productividad, al tener las empresas extremas dificultades de mayores ventas, la solución del incremento de la producción resulta inviable.
Las empresas deben buscar la competitividad, como objetivo estratégico, producir con los costes de producción más baratos pero además creando expectativas de futuro, y todo ello sólo se puede hacer de la mano del triángulo del conocimiento, esto es educación, investigación e innovación.
Suele decirse que copiar a uno es plagiar, pero que copiar a varios es investigar, esto además es uno de los objetivos pedagógicos de primer orden: el espíritu crítico.
Pero innovar, tener ideas, querer cambiar cualquier modelo o proceso es muy dificultoso en nuestra sociedad. Además de tener la idea, el innovador ha de defender su proyecto, ha de convencer continuamente a los inmovilistas y ha de trabajar en su proyecto además de las labores que venía desarrollando hasta ahora, una carga de trabajo más.
La sociedad del conocimiento, hacia la que caemos como en un abismo, cifra en un 40% del PIB el dedicado a las Tecnologías de la Comunicación y de la Información y para ello es necesario un esfuerzo titánico en formación en esas materias.
Los países emergentes lo están comprobando, si primero empezaron a copiar buscando una productividad escandalosa basada el paupérrimo coste de los salarios, ahora ya buscan ser competitivos y utilizan la fortaleza que les da la formación de sus habitantes.
Debemos cambiar rápidamente la mentalidad de estos últimos años en los que la especulación y los patrimonios eran los objetivos, por una nueva mentalidad más abierta que se base en el triángulo del conocimiento. Y esto no es a corto plazo, pero es la única salida. El desarrollo vendrá añadido.
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