El pasado viernes Soraya Sáenz de Santamaría, portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, visitó a sus correligionarios del PP de Alcañiz. No debía tener ningún mensaje preparado, su visita fugar, efímera y provisional sólo dejó un mensaje claro “he venido por la N-232 y hemos estado parados media hora a la salida de El Burgo de Ebro por las obras de asfaltado que se están haciendo en la carretera”.
Que contradicción tan inmensa, la portavoz del PP se quejó de que se estuvieran haciendo obras en la N-232. Las obras que Fomento está realizando en la N-232 eran necesarias y han cambiado el firme desde Quinto de Ebro a El Burgo. ¿Cómo un máximo responsable de un partido político puede quejarse de que se trabaje por los ciudadanos, de que se realicen obras necesarias? Incomprensible, el tema es simplemente quejarse y molestar para no dejar hacer.
El Partido Popular, cuando estaba en el Gobierno, lanzaba un mensaje continuo para excusarse diciendo que el escaso flujo de tráfico hacia inviable la autovía desde Zaragoza a Alcañiz.
Recuerdo la ausencia del PP en la concentración por la Autovía en el año 2004 en la que el resto de los partidos, instituciones bajoragonesas, empresarios, sindicatos y demás colectivos la reivindicábamos.
La prensa fue testigo de la posición del PP respecto a la ansiada A-68.
Ahora, desde la oposición, el PP se suma al carro, bienvenido de todas formas, de la solicitud de esta vía tan necesaria.
El PSOE, estando en la oposición y estando en el Gobierno, siempre dice lo mismo: la autovía A-68 desde Zaragoza a Alcañiz es un proyecto prioritario y está haciendo los trabajos necesarios para que esta infraestructura sea realidad. El PSOE está comprometido y está realizando los trámites administrativos imprescindibles para que la obra sea una realidad.
Soraya viene, se queja de las incomodidades de que se realicen obras, y se va sin decir que ellos cuando estaban en el Gobierno veían inviable la A-68. Vaya, vaya con Soraya.
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